La Secretaría de Movilidad de Bogotá anunció que mantendrá el límite de velocidad de 50 km/h en la mayoría de las vías principales de la ciudad, pero reducirá este tope a 40 km/h en tres tramos críticos identificados por su alta siniestralidad.
La decisión fue confirmada tras una reunión entre funcionarios de la entidad y miembros del Concejo de Bogotá, en la que se presentaron estudios que respaldan la medida como una estrategia para mejorar la seguridad vial.
¿Cuáles son esas vías?
De acuerdo con los análisis realizados por la Secretaría, mantener el límite actual de 50 km/h es adecuado en 14 corredores viales. Sin embargo, se determinó que en tres segmentos específicos el riesgo de accidentes graves justifica una restricción más severa.
Estos tramos son, la avenida Boyacá entre la avenida Caracas y la carrera cuarta, la avenida carrera 68 entre las calles 74 y la avenida Suba, y la carrera séptima entre la calle 193 y el borde norte de la ciudad.

La medida se basa en evidencia técnica e internacional. Diversos estudios han demostrado que reducir la velocidad de los vehículos tiene un impacto directo en la disminución de muertes por siniestros viales.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta decisión. El concejal Humberto Amín expresó su preocupación por el papel que están jugando las cámaras de fotodetección, y argumentó que su función parece orientada más al recaudo que a la prevención.
Según el cabildante, los dispositivos no estarían salvando vidas, sino “quitándoles dinero a los bogotanos”. Además, denunció una aparente contradicción en las cifras presentadas por la misma Secretaría: mientras que un informe oficial habla de una reducción del 25% en muertes en zonas con cámaras entre 2022 y 2023, una respuesta a un derecho de petición indica que en esas mismas zonas las fatalidades aumentaron un 66%, al pasar de 41 muertes en 2022 a 68 en 2023.
Ante estas críticas, la Secretaría de Movilidad defendió la eficacia de las cámaras como herramienta para controlar la velocidad y disminuir los siniestros. Indicó que según estudios realizados por la Universidad Johns Hopkins, el 42% de los conductores en Bogotá excede los límites de velocidad establecidos, siendo los motociclistas quienes más infringen la norma, con un 54% de incumplimiento.
En vías arteriales, el 32% de los conductores sobrepasa el límite de 50 km/h. Estas cifras, según la entidad, reflejan la necesidad de mantener medidas de control y vigilancia.
Para reforzar la efectividad de las cámaras y mejorar su visibilidad, la Secretaría ha implementado señalización adicional como bandas retroreflectivas y demarcaciones en el asfalto que indican claramente los límites de velocidad.
Gracias a estas acciones, se logró una reducción del 21% en siniestros viales en un radio de 500 metros alrededor de los puntos de fotodetección, así como una disminución del 23% en el número promedio de comparendos diarios por exceso de velocidad.
El anuncio ha reabierto el debate sobre las políticas de movilidad en la capital. Mientras las autoridades defienden la reducción de velocidad como una medida efectiva y necesaria para salvar vidas, algunos concejales y sectores de la ciudadanía la perciben como una estrategia recaudatoria que no ataca de fondo los problemas estructurales de la movilidad bogotana.
El desacuerdo deja en evidencia la necesidad de revisar constantemente las decisiones de política pública en función de su impacto real y de la confianza ciudadana, que sigue siendo un factor clave para lograr una transformación vial sostenible en la ciudad.
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