Final Destination: Bloodlines: tantos años después, la Muerte ya no es tan original, pero sí sigue siendo tan divertida

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Wilson Vega

Director

Después de una pausa de 14 años desde Destino Final 5 (una cinta de 2011 que, se debe recordar, era una precuela), era excusable que muchos fans de la saga se preguntaran si esta habría de regresar, y, de hacerlo, si podría sostener una historia coherente sin diluír la deliciosamente demente carnicería que espera su público. Me alegra reportar que la respuesta es un rotundo ¡SÍ!.

De hecho, es posible que Final Destination: Bloodlines sea la película más divertida de la franquicia, toda vez que los directores Zach Lipovsky y Adam Stein eligieron no huir del absurdo que sostiene esta franquicia, sino levantarlo y correr con él. El resultado: muertes ingeniosas y exageradas que de alguna manera logran ser espantosas y oscuramente cómicas.

Intro

Aunque en términos generales se mantiene fiel a la fórmula central (premonición, supervivientes, muertes cada vez más improbables), Bloodlines acierta al poner todo lo que sabes de la saga en un contexto nuevo: una maldición familiar. Es así que la película comienza en la década de 1960 con un desastre en un restaurante al estilo de la Space Needle de Seattle en el que la premonición de un personaje, Iris Campbell, salva numerosas vidas.

Avance rápido hasta el día de hoy, y la nieta de ese personaje, Stefani Reyes, está acosada por pesadillas del mismo evento, que la llevan a reconocer que su familia carga una deuda de sangre desde ese momento y que es solo la cantidad de gente -incluyendo a sus descendientes- con las que la Muerte ha tenido que arreglar cuentas lo que explica que haya tardado décadas en llegar hasta ella.

Bloodlines

Este nuevo elemento de "maldición familiar" sin duda agrega una capa de tradición a la franquicia, y renueva lo que hasta ahora ha sido un notablemente simple sistema de reglas. Es una forma inteligente de mantener el interés del público a medida que despachas personajes que, snecillamente, no le importan a nadie.

Entonces, aunque no alcance el grado de horror perdurable y trauma generacional de secuencias como la del camión de troncos en la autopista -un motivo tan arraigado en la memoria colectiva que New Line lo usó en la promoción de esta cinta- sin duda los fanáticos hallarán en Bloodlines las muertes elaboradas y a menudo hilarantes que los llevaron a comprar una boleta.

Final Destination

Y en ese campo, todo vale, desde cortadoras de césped hasta máquinas de resonancia magnética. Una secuencia particularmente memorable involucra un piano que cae desde una gran altura, lo que despeja cualquier duda sobre el carácter caricaturesco de toda la empresa.

Una nota agridulce, sin embargo es la actuación final del ícono del terror Tony Todd, quien ha sido una figura recurrente en la franquicia como el enigmático William Bludworth.

Todd

Por fortuna, a pesar de su evidente deterioro -falleció en noviembre de 2024, afectado por el cáncer- el actor recibió una despedida bien escrita que aporta una seriedad que, por lo demás, la cinta elude.

Por todas estas razones, Final Destination: Bloodlines parece ser un bienvenido regreso a forma para la franquicia. Ofrece las muertes escandalosas, el humor negro y las configuraciones de suspenso que los fanáticos adoran, al tiempo que agrega un nuevo gancho narrativo con el elemento de la maldición familiar.

Y en el proceso, resulta ser un viaje intenso, hilarante, nostálgico y absolutamente implacable, que honra el legado de los textos originales mientras encuentra nuevas formas inteligentes de tener al borde del asiento a todo un teatro lleno de fanáticos del terror. Quienes disfrutaron las entregas -cualquier entrega- anteriores seguramente disfrutarán revisitar este universo demente en el que la Muerte es básicamente una funcionaria caprichosa, armada de un retorcido sentido del humor.

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